Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto.
Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios,
Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,
Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;
Vuestros jóvenes verán visiones,
Y vuestros ancianos soñarán sueños; Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días
Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. Y daré prodigios arriba en el cielo,
Y señales abajo en la tierra,
Sangre y fuego y vapor de humo; El sol se convertirá en tinieblas,
Y la luna en sangre,
Antes que venga el día del Señor,
Grande y manifiesto; Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
(Hechos 2:13-21)
El Espíritu de Dios está obrando ahora para llevar a cabo el plan de la redención.
I. El Espíritu Santo expone la verdad vv. 13-15
A. Reclamo v. 13
B. Respuesta v. 14-15
II. El Espíritu Santo interpreta la verdad vv. 16-21
Aquí tenemos una aplicación de una profecía del Antiguo Testamento del profeta Joel (2:28-32).
A. Los postreros días están introducidos por el derramamiento del Espíritu de Dios vv. 16-18
B. La culminación de estos días será marcado por el día del Señor vv. 19-20
C. El propósito de la llegada del Espíritu Santo es la salvación de los interesados v. 21